(8 Septiembre 2018)
Muchas ocurrencias en el día crean maravillas, el tiempo se asegura de que recibas tu karma sin importar la querida lógica de muchos.

"así es la vida" la frase de todo el mundo ante todo tipo de situaciones ajenas.

-Su hija tiene un problema mental—escucho la pequeña niña castaña de siete años tras la puerta. La pequeña no tenía muchos conocimientos pero el modo de llorar de su madre le alerto.

Pasaron los años, la pequeña había crecido dentro del hogar, rodeada siempre de doctores y profesores. La chica había aprendido a conversar con la voz de su cabeza... poco a poco se multiplicaron al igual que sus problemas, la voces le ordenaban cosas descabelladas que a día a día la hacían querer arrancarse el cerebro para callarlas. Hasta que en un momento de un simple día... si ella no hubiera encontrado la carta, si ella no hubiera leído su contenido, quizás... solo quizás, no habría hecho nada de lo que hasta el día de su muerte se arrepintiera.

"Demencia" era la palabra exacta que desataría una masacre. Esas voces jamás se irían... la chica lo sabía, sentía sus palabras tan cerca de su oído, reglas que le ordenaban cumplir sin rechistar alguno.

--¡¡CALLATE!!—dijo cabizbaja, harta de palabras sin parar.--¡¡ES UN TRATO!—
Estaba hecho... Había aceptado el fin de su cordura y con ello la masacre de personas inocentes que caminaban en la misma acera que ella, el día que logró escapar de su "hogar"

Al poder hallarla fue encerrada sola, como siempre lo estuvo, ahora con la diferencia del peso de la culpa, por la sangre derramada. Su solución fue sencilla, gracias al simple descuido de una enfermera. Un salto al pie de la ventana abierta de su cuarto. Consiguió el regalo del silencio

Tan rota que solo un soplo basto para hacerla caer.
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