Capitulo 8

Natsu volvía de horas volando desde Phantom Lord hasta Magnolia agotado. Su intención era dormir y después hablar con la hermosa rubia que descansaba en su cama. Joder, sólo de tener ese pensamiento, su pene se endureció. Definitivamente no tendría acción por un buen tiempo así que era mejor hacerse una idea a esa tortura.

Happy y Lucy debían estar despiertos. El sol estaba fuera por completo. Entrando a su casa, se extrañó de que todo estuviera en silencio.

-¡Happy, Lucy! Ya estoy en casa-se sentía bien tener a su chica en su morada. Jamás la dejaría irse o apartarse de su lado.

Pensó que estarían en la cocina y se dirigió hacia allá. Sin embargo no había nadie. No estaba su rubia esperándole. Hasta que escuchó el llanto de Happy en el modesto baño.

-¿Happy?-preguntó abriendo la puerta. Encontrándose con el gato sentado en el inodoro llorando desconsolado.

-Lo siento, te falle. Escapó

Una simple palabra fue lo que cambió todo. Su pecho se desgarró en dolor, agonía y sufrimiento. Su aghra no lo eligió.

                  *****
Hombres. Hombres tocándola. Hombres encima de ella. Hombres mancillando su cuerpo. Hombres torturándola y violando su alma. Así se sentía Levy. Vacía, sucia, hueca. En sólo una noche su vida cambió. La realidad se estrelló contra ella. La burbuja de fantasía, donde creía en los príncipes se rompió. Ahora sólo quedaba dolor, resentimiento y gratitud. Dolor porque ya no se sentía ella misma. Resentimiento contra los hombres que la destruyeron. Gratitud hacia el dragón que la salvó. Una poderosa bestia que emergió de la oscuridad para salvarla y arrebatarla de su horror. Donde se escondió desnuda, machada en sangre de los criminales abusadores. El karma existía, obtuvieron lo que merecían. Ahora una pequeña llama de esperanza se alzaba en su pecho, porque esa fiera bestia la tomó como suya. Aghra, una simple palabra con tanto significado. Para ella los dragones era su fascinación y estudió todo sobre ellos. Había conocido a dos dragones. Natsu e Ignia, príncipe y rey de su especie. Eran agradables, amables, protectores y dominantes. Todos en su raza lo eran por eso no le sorprendió de que Gajeel se mostró en guardia ante otros hombres, renuente a dejarla ir.

Sin embargo tal vez no la quería, su auto desprecio le convencía de que estaba rota y nadie la querría. Principalmente él, Gajeel Redfox. Su príncipe desterrado.

-¿Levy puedo pasar?-esas palabras la trajeron de vuelta a la realidad. Limpiando las lágrimas que se escurrieron de sus ojos se levantó y abrió la puerta. Allí se encontraba Kinana acompañada por una chica rubia desconocida.

-Hola, espero que no sea una molestia. Mirajane pensó que sería buena idea de que sean compañeras de cuarto-explicó la de cabellos violetas sonriente.

-Soy Lucy, mucho gusto-ella asintió y le ofreció una pequeña sonrisa de cortesía.

-Si. Adelante-abrió la puerta para que pasará Lucy con sus cosas. Le sorprendió un poco que no tuviera alguna pero no dijo nada.

-Bueno, yo me voy. Las dejo solas para que se conozcan-Kinana se marchó rápido. Seguramente tendría una cita con su novio, o mejor dicho con su compañero de vida.

Ambas entraron a la habitación cerrando la puerta. Lucy se maravilló encontrarse con tantos libros por toda la habitación. La recámara era bastante amplia, con dos camas individuales para cada una. La suya no tenia sabanas pero se adaptaría. Levy al ver que no llevaba nada consigo se dirigió al armario que pertenecería a ambas, sacó un conjunto de ropas que antes pertenecía a Mirajane y cosas básicas.

-Muchas gracias, te lo agradezco mucho-dijo aliviada de tener todo lo necesario. Acordó con el maestro del gremio que trabajaría en la barra para pagar la estancia allí. Después se marcharía a casa o al menos eso se decía. Lo cierto era que Magnolia le parecía un buen lugar para vivir e independizarse de su padre.

Lucy reconocía a la chica de cabellos azules, era bastante pequeña aunque tenia su misma edad. La rescató Natsu de Phantom Lord, eso significaba que ya estaba en casa. Un tirón en el pecho le indicó lo mucho que lo extrañaba.

-Soy Levy McGarden, lamento no presentarme antes-dijo extendiendo su mano para formalizar la presentación. Ella la tomó feliz de que ella y su temporal compañera de habitación se llevaran bien.

-No hay problema, Lucy Heartfilia-al escuchar su nombre Levy se sintió en las nubes. ¡Acababa de conocer a la portadora de los espíritus!

-No puedo creer que eres la portadora. Sin embargo tiene bastante sentido verte aquí,las personas más impresionantes visitan Fairy Tail-Lucy se ruborizó por la evidente admiración que sentía Levy. Tenía razón, allí todos eran especiales.

-¿Y tu perteneces a algún círculo en específico?-podría ser una dragón, una demonio o estar maldita. Escuchar esas palabras de Lucy la hizo reír, lo cual no lo creía posible después de la moche anterior.

-Soy de la especie más común, humana. Solo con demasiado conocimiento-y la pareja de uno de los príncipes de la raza más temida pero eso era una historia para otro día.

-Es increíble. ¿Kinana es una de ellos?-le parecía que si. Tenia una agilidad y elasticidad increíble. La había visto maniobrar con las jarras y platos de la barra.

-Una basilisco. Una serpiente de gran tamaño venenosa y mortal. Perteneciente al clan de las Bestias-dijo Levy sonriendo al notar la expresión asombrada de la rubia.

-Wow. Pensé que las bestias se extinguieron hace siglos-su voz fue un susurro, ya que hablaba en voz alta.

-Lo hicieron, ofendieron a los dioses con su abominable trato hacia los humanos. Los draki fueron sus ejecutores. Sin embargo algunas personas adoraban a las bestias y colocaron sus almas en niños, sacrificios a los dioses-algo espeluznante, siniestro incluso.

-Kinana fue uno de los sacrificios, ahora su alma está fusionada con el basilisco. De hecho el nombre de la bestia es Curbelius-Levy asintió segura de sus recuerdos. Al ver la cara de Lucy supo que había revelado  demasiada información. Tenía miedo, demasiado por su mirada.

-¿Hay más de ellos?-preguntó recuperando su compostura. Susurrando, posiblemente por el miedo que sentía. Levy asintió.

-Elfman y Lisanna, los hermanos de Mirajane. Cuando eran bebés-explicó la peliazul.

Cuando Lucy escuchó el nombre de la chica recordó que ella seguía a todos lados a Natsu. Lo unidos que estaban y su corazón se rompió. ¿Natsu y Lisanna se casarían cuándo ella se marchará? Una profunda tristeza la inundó.

-Supongo que debe ser difícil para ellos estar con alguien-suspiró la rubia pensando en su dolor. Levy al escuchar sus palabras dejó salir una carcajada.

-No te preocupes por ellos. Elfman está casado con Evergreen y tienen un precioso hijo llamado Reve. Mirajane está casada con Laxus, el nieto del maestro y tienen gemelas. Lisanna está comprometida con Bixlow y Kinana es la aghra de Eric-sonrió feliz por ellos. Ahora se encontraba más tranquila saber que Lisanna estaba comprometida pero lo que más llamó su atención fue la palabra con la que nombró a Kinana.

-¿Aghra? ¿Eso qué significa?-preguntó curiosa Lucy queriendo saber la respuesta de inmediato.

-Significa amor en lenguas antiguas. El lenguaje de los draki. También que es el compañero de vida destinado por los dioses. Los dragones sólo pueden tener un amor en su vida y es para siempre. Es hermoso-y aterrador al mismo tiempo, pensó Lucy. Una euforia la recorrió por todo el cuerpo. Eso significaba que los Dioses bendijeron su unión. Ella y Natsu estaban destinados a estar juntos. Su esposo y padre de sus hijos sería un dragón. Todo esto le empezaba a superar.-Sin embargo hay un problema-sabía que todo no podía ser perfecto-Dicen que si su aghra abandona a su pareja morirá de desconsolación_Lucy sin pensarlo dos veces se levantó de la cama y echó a correr.

Levy observó como la rubia se iba como alma que lleva el diablo. Mientras ella solo se quedaría a pensar en su caballero, en su príncipe desterrado.

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Angustia. Dolor. Desesperación. Su dragón gritaba y él sufría por la traición. Sin embargo sabía que no podía culpar a Lucy, ella no sabia lo que significaba ser compañeros. No se lo explicó porque no tuvo tiempo. Ahora no importaba porque ella ya no estaba. Ignia gritaba que le abriera la puerta o derrumbaría su casa, no le importaba. Todo le daba igual. Quería parar de sentir. Tantas emociones mezcladas, abrumado esa era la palabra para su estado.

-¡Abre de una maldita vez la puta puerta o sino le diré a Zeref que te obligue a sacar tu trasero de allí!-no era broma. Su otro hermano era capaz de hacerlo. Su parte demoníaca respondía a las ordenes de su rey. Sin embargo sabia que Zeref estaba en el infierno y tardaría unos días-¡Bien, como quieras! ¡Si mueres, mataré a Lucy! ¿Escuchaste? ¡Mataré a tu aghra si es necesario!-al escucharlo amenazar a su pareja. Odio creció en su pecho, contra su propio hermano.

Lucy Heartfilia le estaba haciendo cosas que antes no imaginaba.

-¿Que demonios me hiciste Lucy Heartfilia?

Se convirtió en su aghra.

Que les parece?

Se pone cada vez mejor.

Hasta la próxima.

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