Capítulo 3
Vuelta al presente...
Con la mirada perdida en el cielo, miró las blancas y enormes nubes, las que parecían algodón y recordó a mis queridas ovejas. Esbozó una enorme sonrisa.
<< Tengo que verte >>
<< Aun no sé tu nombre, pero lo averiguaré... >>
<< Anhelo volver a besar tus labios esta noche... >>
Perdido en nuestro beso, sus ojos brillaron con intensidad y sonrió enamorado...
Con Mareep cargada en mis brazos, no dejaba de sonreír. Me sentía increíble, flotando por aquellas nubes de algodón. Mareep solo me miraba con atención.
Aquel auto negro se detuvo al frente, él bajó un poco el vidrio para verme mejor; Me vio cargando a Mareep en mis brazos y con aquel dulce vestido celeste, con el que ya me había presenciado en otras ocasiones y sonrió perdidamente enamorado.
Bajé a Mareep y esta corrió junto a sus demás compañeras. La miré correr hacia ellas y sonreí enternecida y muy contenta.
Él me vio sonreír y amó que yo lo hiciera. Me miró con devoción y sus ojos brillaron de amor.
<< Amo que seas feliz... >>
Reaccionó de aquel pensamiento y prefirió marcharse, ya que yo podía descubrirlo y encendió el motor, pero este no arrancó, y nervioso, trató y trató de que el auto arrancara, pero no hubo caso.
_ ¡Rayos! ¡¿Qué pasa?!
Más que nervioso, escuchó de pronto una suave melodía de guitarra en su mente. Yo de pronto levanté la vista y vi un auto, de color negro, parado justo al frente de mi granero.
Aquel auto me llamó la atención y escuché de repente una suave melodía de guitarra en mi mente y sin dejar de oírla, recordé que ese auto era el mismo que había visto aquella noche, y sin más, me acerqué a él.
Quería saber de quién se trataba.
Ambos con aquella peculiar y relajante melodía, de guitarra, en nuestros oídos y mentes, él me miró acercarme a él y con el corazón pegado en la garganta, ya no pudo más y se bajó de su auto sin dejar también de oír aquella agradable melodía.
Ambos nos acercamos y yo al advertir de quien se trataba, no pude seguir avanzando y quedé paralizada.
Abrí los ojos de impresión.
<< ¡No puede ser! >>
<< ¡Es él! >>
Él me miró con destellos y sonrió de extremo a extremo...
Lo vi acercarse a mí y las piernas me temblaron. No me había dado cuenta de que Mareep me había seguido...
Recordé el sueño, el que él me había besado, y con el corazón desesperado en mi pecho, Joey me saludó.
_ Hola ¿Qué tal? – le sonreí con pudor y le devolví el saludo. Aún no lo podía creer.
_... Hola – volvió a sonreírme.
_ Creo que ya sabes quién soy jejeje
_ Si, jejeje. Veo que tienes problemas con tu auto – se puso nervioso.
_ Si, algo así... Venía pasando y me quedé varado aquí frente a tu granero, porque me imagino que es tuyo ¿No es así?
_ Así es. Mi padre me lo dejó así que intento hacer lo mejor que puedo para mantenerlo y que mis compañeras estén bien y contentas – me sonrió.
_ ¿Tus compañeras?
_ Sí, me refiero a mis ovejas. Tengo un rebaño – me sonrió enternecido.
_ Entiendo. Eres su pastorcita
_ Si – le sonreí y él se perdió en mi sonrisa.
_ ¿Cómo te llamas?
_ Soy Marie
_ Que dulce – mis mejillas se enrojecieron y él las contempló con afán.
_...
Nos miramos sin decir nada por unos instantes y Joey fijo en mis ojos, y yo en los suyos, me parecieron tan serenos y profundos, como el cielo, nuestro cielo.
Corrió aquel relajante viento cómplice el que jugó con nuestros cabellos; nos sonreímos y de pronto volvimos a escuchar aquella melodía de guitarra. Nos sorprendimos los dos a la misma vez.
_ ¿Escuchas eso? – me preguntó con intriga.
_ Si, es una melodía
_ Una melodía de guitarra
_ Es extraño, pero hace un momento atrás me pareció haberla oído
_ Yo igual – ambos volvimos a sonreírnos.
_ ¿Qué te parece si veo lo que tiene tu auto? Quizás yo pueda arreglarlo – me miró con asombro.
_ ¿Tú?
_ Si. Estudié un poco de mecánica – más anonadado quedó y volvió a sonreír.
_ Genial
_ Vamos
Le dije y él me llevó con él hasta su auto...
Apoyado del auto, yo levanté el capó y miré el motor, para ver si tenía algún problema. Joey me observó y se sintió agradecido e inmensamente feliz.
Llevábamos un rato viendo cual podría ser el problema del porque no encendía el motor y Joey junto a mí, yo lo averigüé.
_ Ok. Ya sé cuál es el problema
_ ¿Qué tiene entonces?
_ Una falla en el suministro eléctrico
_ Oh no
_ Tranquilo, no es nada grave, puedo repararlo, pero me llevará un poco de tiempo
_ Tranquila, no tengo prisa – volví a sonreírle.
_ De acuerdo. Entrémoslo a mi granero, ahí estaremos más tranquilos y seguros
_ Ok
Volvió a sonreírme y los dos empujamos su auto hasta mi granero...
Ya con su auto dentro de mi granero, me remangué las mangas de mi vestido y Joey me miró.
Curiosa, le pregunté:
_ ¿Qué andas haciendo por estos lugares?
_ Estoy de vacaciones. Llegué hace unos días aquí
_ ¿Y tienes donde quedarte?
_ Sí, estoy alojándome en un hotel, que queda saliendo de ese largo camino
_ Ah, lo conozco
Me miró detenidamente y yo otra vez le sonreí con nervios y alegría.
Ambos recordamos aquel beso de anoche, nuestro beso y Joey perdido en mí y en mis labios, sintió una enorme presión en su pecho que casi lo quemó y no pudo más.
Yo a punto de comenzar a reparar la falla, él se me acercó.
_ Marie
_ Si
_ Yo fui el sujeto que viste aquella noche en el auto – la impresión me abordó.
_ ¿Qué?
_ He sido yo todo este tiempo
_... ¿A qué te refieres?
_ Cuando llegué a esta ciudad, el primer día pasé por tu granero y te vi. Estabas tan feliz con tus ovejas que quedé fascinado con tu dulzura y belleza
_...
_ Quería volver a verte al otro día y nuevamente pasé en mi auto y te vi. Así lo seguí haciendo día tras día, hasta que aquella noche, no me contuve y vine a media noche. Vi que una de las luces estaba encendida y te vi paseando por el granero – abrí los ojos y me enfadé.
_ ¡¿Con que eras tú?! ¡Tú viniste a espiarme esa noche! ¡Fuiste tú!
_ Si, fui yo. Lo siento si te incomodé, o te asusté, pero...
_ ¡¿Por qué has estado espiándome?! ¡¿Qué pretendes?! ¡¿A caso eres un psicópata?! – abrió los ojos.
_ No, claro que no, es tan solo que... – de pronto recordé.
_ ¡Mareep! ¡¿Dónde está Mareepe?! – me miró preocupado y yo entré en pánico, pues no estaba en el granero.
_ ¡Mi oveja! ¡Se ha extraviado!
Comencé a buscarla desesperada y él fue conmigo...
Salí del granero y desesperada por hallarla, Joey me miró igual de preocupado como yo.
_ ¿Dónde pudo haberse metido?
_ Tranquila, la encontraremos...
Hice mención a que me había seguido cuando yo me acerqué por lo de su auto y se me llenaron los ojos de lágrimas.
_ Esto pasó porque me acerqué a ti y a tu estúpido auto – me miró sorprendido.
_ ¿Qué?
_ Lo que oíste. Esto es tú culpa ¡Tu culpa!
Le grité y rompí en llantos y Joey me abrazó y yo lloré en sus brazos.
_ Calma, la vamos a encontrar
_ Me muero si le pasa algo – le dije entre lágrimas y él acarició mi cabello.
_ Tranquila, no pienses en eso. Mareep está bien. Sé que lo está
De pronto me sentí más tranquila en sus brazos y amé que él me tuviera así en ellos y en su pecho.
Hacía mucho tiempo que no sentía aquello tan lindo y mágico y Joey sin desprenderme de él, ni de sus brazos, comprendió mi actitud y amó que yo estuviera por primera vez en sus brazos.
Me sentí culpable por haberle dicho lo que le dije y sin poder evitarlo, más lo abrasé y no quise desprenderme de sus brazos.
_... Joey
_ Dime
_ Discúlpame por haberte dicho lo que te dije. No debí haberme comportado así contigo
_ Tranquila, ya pasó. La verdad es que yo también te debo una disculpa. No debí haber venido a esas horas aquella noche y menos haberte angustiado como lo hice. Lo siento – le sonreí y acaricié su espalda.
_ Bueno, igual me asustaste un poco, pero tampoco fue algo tan malo lo que hiciste – me sonrió tierno y acarició mi mejilla.
_ Ahora tenemos que concentrarnos en hallar a Mareep, aún debe andar cerca de aquí
_ Tienes razón
_ Vamos...
Corriendo ambos a mitad de aquel largo camino de cemento, yo llevaba arrugado parte de mi vestido, para correr y él tras de mí, mirábamos por ambos costados para ver si Mareep se encontraba y seguimos y seguimos buscándola, cuando de pronto, yo escuché su peculiar balido y aceleré los pasos. Joey me siguió.
Mis ojos se en contentaron al verla parada en medio de la calle y corrí a buscarla.
_ ¡Mareep!
Ella parecía desorientada, perdida y al escuchar mi voz, me miró y yo corrí a ella. La cargué con todo mi amor y la abrasé fuerte a mi pecho. Joey contento, me sonrió y yo le devolví la sonrisa.
_ Gracias. Gracias por haberme ayudado a buscar a Mareep
_ No tienes nada que agradecer, lo hubiera hecho mil veces, a cambio de que estés feliz, como te veo ahora – le sonreí más que agradecida y feliz y él contempló mi perdura sonrisa para él.
Sin dejar de sonreírnos, regresamos los dos juntos, caminando, ahora tranquilamente, por aquel largo camino de cemento, de vuelta a mi granero.
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