4- Correo
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—Estas hecho un asco. — fue lo primero que dijo BaekHyun cuando YiXing regreso de su último día de castigo.
—Vaya, gracias, Baek. Eres de gran ayuda. —el omega de cabello oscuro vio con extrañeza las cartas en la mesa donde sus compañeros estaban reunidos. — ¿Qué es eso?
—Es la correspondencia del mes. — respondió JungKook, sonriendo con unas cartas en sus manos y una cajita de galletas en forma de conejo. —Umm, pero no encontramos algo para ti...— comento con pena.
—Nah, no importa. ¿Qué hay para ustedes? —pregunto sentándose junto a JungKook para pasarle un brazo sobre el cuello.
—Mis padres me enviaron galletas y cartas para felicitarme por entrar a Omega RW— respondió Jeon con una sonrisa, compartiendo sus galletas. —Creo que no fue tan bien para los hyung...
BaekHyun lucia entre enojado e indignado, con una carta y un camisa color pastel sobre la mesa que ni siquiera había sacado de su empaque. ChulSam lucia abatido y negaba a las galletas que JungKook le ofrecía, pasándoselas a Baek, que las masticaba con fuerza.
— ¿Debo preguntar?
Baek fue el primero en verlo, deslizando la camisa y la carta hacia YiXing. — ¿La quieres? Yo no. Si no la quieres, dásela a alguien más.
Bastante curioso, el chino saco la camisa de su elegante empaque y arqueo una ceja ante la forma de la cintura, demasiado ajustada y curveada para ser masculina. Entonces miro la carta del omega de ojos verdes y lo entendió.
Cariño:
Mamá entiende que es una etapa dura para ti y que no querías decir esas cosas tan feas que dijiste antes de irte. Mamá entiende que quieres ser fuerte como papá y tu hermano mayor, pero ellos son alfas y tú como omega, debes ser como mamá y volverte una buena esposa y no vas a lograrlo si te vistes como un varón.
Espero que este mes te haya servido para reconsiderar las cosas. Sabes que te amamos.
Con amor, mamá.
—Que pasada...— así que Baek era otro de esos omegas varones a los que se les imponía que debían comportarse como mujeres al nacer con el género para procrear. Era injusto, denigrante y explicaba porque BaekHyun odiaba tanto que le hicieran comentarios acerca de que se veía delicado o podría pasar por una chica con facilidad, porque incluso su manzana de Adam no se notaba.
— ¡Se la podemos regalar a Yuisa noona o Mussa noona! —exclamo JungKook, doblando la prenda y regresándola a su empaque.
—Uh... no quiero que me vuelva a tronar los huesos con su poderoso abrazo. ¿Qué tal si vas tú, ChulSam? —YiXing frunció el ceño cuando no encontró al de mejillas rellenas en el asiento.
—Creo que deberíamos dejarlo solo un rato. Recibió unos frascos de pastillas para bajar de peso y esto...— BaekHyun levanto un pequeño folleto de una clínica privada para adelgazar, arrugando los labios. No fue su intención pero conocía los frascos porque su madre estaba obsesionada con ellos y solía llevarlo de pequeño a cotizar varias clínicas.
YiXing gruño, asustando a los omegas. —Lo siento, es solo que odio esto.
—Por eso vamos a cambiar eso, querido. —Jaejoong salió desde la pequeña cocina, con un cuenco de fruta que lucía muy fresca y apetitosa. —Coman un poco, dense una ducha y duerman. Mañana tendremos limpieza general.
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SeHun entro con la mandíbula en alto aun cuando le dolían los hombros. Aquel día , al profesor Park se le ocurrió decirles a todos los clubes que no limpiaran nada y dejaran las cosas que usaron sin acomodarlas. La limpieza en el último día fue brutal y ambos terminaron tan cansados que no se insultaron ni maldijeron al regresar a sus fraternidades.
Enfoco su mirada al escandaloso alfa Kim TaeHyung que agitaba un paquete gigante de pockys de fresa; a un lado tenia a un perdido KyungSoo, que miraba sin interés la caja de un reloj Rolex; ChanYeol se llenaba la boca con una hamburguesa, con dos cajas grandes que venían de su padre sobre la mesa.
— ¡Bro, tu padre nos envió Gucci por nuestra entrada a Alfa RW! — exclamo el alto pelirrojo, señalando las cajas oscuras sobre la mesa. —Joder, te ves como la mierda.
—Gracias por los ánimos, cabrón. —bufo torciendo los labios ante la risa de TaeHyung y, sorprendentemente la de KyungSoo. Fue directo hasta el baño del piso para lavarse las manos y así tocar las cajas sin llenarlas de suciedad. Fue una vergüenza caminar varios metros con tanto sudor y suciedad en su cuerpo, tanta que incluso YiXing no asusto a los omegas con ella. —Ver huir a los omegas me hacía terminar bien el día.
— ¿Qué? ¿Acaso te diviertes espantando omegas, bro? — ChanYeol le dio una fuerte palmada, mirándolo divertido.
—Claro que no, idiota. — el otro alfa lo aparto de un manotazo, empezando a manotear con su amigo como si fueran niños. TaeHyung le dio una mirada extrañada a KyungSoo, quien dejo de prestarles atención para mirar algo en su móvil, cosa que llamo más la atención del rubio. —YiXing suele asustar con su suciedad a los omegas que se quejan de él.
—Uh... eso no suena muy agradable de tu parte.
—Es la verdad. YiXing no espera que yo haga el trabajo pesado y no le importa ensuciarse, incluso me da órdenes y recoge insectos. — SeHun no pudo evitar reírse al recordar al omega meneando las manos con tierra hacia una omega que le arrugo el ceño al verlo y como esta huyo entre gritos cuando la amenazo con tocarla si no se iba.
ChanYeol dejo de sonreír al ver a su mejor amigo sonreír por la mención de un omega y por distintas razones que los demás no entenderían. TaeHyung, que estaba animando a KyungSoo para que le hablara a alguien, enfoco su ojos azules en ellos, mirando con confusión el gesto del pelirrojo.
— ¿El omega defectuoso? — pregunto, sin perderse el reemplazo de la sonrisa de su amigo por el mismo gesto altivo con el que lo conocía. —Parecen llevarse bien.
— ¿Ha? No digas tonterías. Después de hoy, no tengo porque hablarle. — el alfa de ojos dorados se levanto sin tomar la ropa, caminando tan rápido hacia su habitación que llamo la atención del emperador.
Yunho lo siguió con la mirada sin soltar el libro de inglés en sus manos, regresando su atención a la lectura para cuando escucho el sonido de la puerta al cerrarse.
El heredero del imperio Oh se quedó recostado en el suelo, como cada que necesitaba reprimir sus emociones y empujarlas detrás de su máscara de desprecio.
—Para mantenerlo seguro... no sientas nada. — repitió su mantra para enfocarse en sus metas, controlando a la parte animal dentro de sí que le rugía por negarse a buscar a cierto individuo que, extrañamente, era el único además de él que había podido mantener a su bestia a raya.
Las partes animales eran vitales para cada individuo y la armonía entre ellos era de suma importancia para un vida óptima y saludable. Si el humano ignoraba al animal, ocurrían desbalances físicos y mentales que, de no ser tratados, llevaban a la locura y la muerte.
El tigre de SeHun era blanco, una rareza y un animal tan fuerte como dominante, por lo que le debía mucho respeto y consideración. No cualquiera podía agradarle a su tigre, mucho menos hacer que dejara de asomar los colmillos en su interior en inconformidad o amenaza, a excepción de la tolerancia y agradecimiento que tenía con ChanYeol.
El tigre de bengala era su mejor amigo, su compañero de travesuras y la primera persona que juro lealtad hacia él mucho antes de que ambos cumplieran los dieciocho. Seguramente todos esperaban que ChanYeol siguiera a SeWon por haberlo criado pero el pelirrojo iba a dedicarle su vida a SeHun.
SeHun iba a gobernar, pero primero debía calmar al tigre que quería a ese problemático porque se sentía en casa. Y eso no existía.
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ChanYeol caminaba por los terrenos del campus con el ceño fruncido. Su amigo le preocupaba, pero no por motivos incorrectos. SeHun era más de lo que mostraba y su preocupación era que pudiera salir herido junto a la persona que debían proteger mientras obtenían el reinado de SeHun y su padre le cediera todo.
SeHun era su hermano de alma, debía cuidarlo y seguirlo. Y de verdad tenia curiosidad por el motivo detrás de esa pequeña sonrisa en su amigo. Eso iba pensando cuando chocó contra un omega, dueño de un aroma que lo había estado calmando.
—Lo siento...— ChulSam rodeo al alfa, sin despegar la mirada del bote de pastillas adelgazantes.
ChanYeol dio un paso grande y le arrebato el frasco, con una sonrisa que empezó como burlona. — ¿Pero que tenemos aquí? ¿No estás muy lejos de tu rebaño, cerdito?
El omega lo miro con mala cara. —No soy un cerdito y no viven en rebaños.
—Me da igual. ¿Te robaste esto? ¿Qué es? —el alfa volteo el frasco en sus manos, levantándolo para que el contrario no pudiera alcanzarlo. Su burla termino cuando leyó el nombre y las identifico.
— ¡No te importa! —el azabache se apoyó en el alfa para saltar y alcanzar el frasco, llevando a Yeol al suelo sin caerse. —No te metas en lo que no te importa. — gruño y se fue corriendo, aprovechándose de la perplejidad del más alto.
ChanYeol se levantó con diversas emociones bailando de un lado a otro dentro de sí. Ubicaba esas pastillas porque muchos omegas, tristemente, las usaban para mantenerse súper delgados y cumplir con los estándares de belleza que se les tenia.
Las odiaba. Aquellas pastillas si los hacían bajar rapidísimo de peso pero eran muy peligrosas porque podían causarles graves anemias y desórdenes alimenticios. La medicina no necesitaba ser recetada porque las familias ricas las compraban para si mismos o para sus hijos y así, meterlos al círculo vicioso de los purgantes legales. Nadie lo vio pero su rostro se llenó de pesadumbre al mirar la dirección por donde desapareció el omega de mejillas rellenas.
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