Felipe
Me levanté agitada, ver su cruz me había hecho más efecto del que esperaba.
-¿Qué te pasa? – me preguntó Luciano.
-Se está moviendo el bebé – mentí.
Luciano tocó mi panza, y yo me incomodé. Pero pude disimular.
-Vení – me dijo. – Acostate al lado mío.
-No, quiero hacer el desayuno.
-Un minuto.
Respiré hondo y lo hice. Me acosté, dándole la espalda, como si hacerlo de esa manera me purgara. No mirar a los ojos a veces ayuda.
-Tenemos que pensar.
-¿Qué cosa? – pregunté.
-Su nombre. Todavía no tiene.
-Todavía falta.
-Está adentro tuyo, pero escucha. ¿Pensaste algo?
-No.- respondí flemática.
-Yo sí.
-Quizá suene loco, pero se me ocurrió un nombre.
-¿Cuál?
-Me gusta Felipe.
Me di vuelta abruptamente. Sin decir nada lo miré a los ojos y la culpa volvió a instalarse.
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Mensaje
Anónimo: "Me debes un café. Lindo el encuentro del otro día"
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