No me ilusioné porque conocía acerca de tus falsas promesas, que algún día serían desechadas por mi conciencia.

No me ilusioné porque conocía gran parte de tu corrompido corazón, que algún día perdería la razón.

No me ilusioné porque sabía que todo llegaría a su límite, que algún día lo sobrepasarías como siempre quisiste.

No me ilusioné porque sabía perfectamente que no te mantendrías siempre a mi lado, que te alejarías con tan sólo un paso.

No me ilusioné porque juntos no seríamos felices, que alguien más podría ésto repetirte.

No me ilusioné porque no congeniábamos, que nuestros corazones no podían ser sincronizados.

No me ilusioné porque éramos dos polos opuestos, que nunca estaríamos dispuestos a ésto.

No me ilusioné porque sabía de antemano que el dolor nunca iba a sanar, que tu querrías por completo cambiar.

No me ilusioné porque finalmente me sentiría culpable, culpable por no haberme prevenido de ésto antes.

No me ilusioné porque sabía que no duraría una eternidad, porque tarde o temprano reencontraría mi dignidad.

No me ilusioné porque no quería sufrir, ni sobrevivir; sólo vivir.

Y no me ilusioné porque te conocía mucho antes que el mismísimo ayer.