¿Quién es Dean?

Había pasado un par de días tratando de pensar cual era la mejor manera de decirle a mi hermano que me iba a morir, me decidí hasta tener un plan medianamente decente.

A la salida fui a la escuela por él, lo esperé viendo como todos salían tan felices... y pensar que esa sonrisa se acabaría en un par de años.

Cuando salió me vió con una sonrisa que se esfumó cuando el tal Jake pasó a su lado diciéndole algo para después irse riendo, personalmente nunca lo había visto pero era bastante parecido a su hermano.

El pequeño paso a lado de mí y no me pude resistir.

—Oye —lo llamé— ¿Eres Jake Blue?

—Si ¿Y? —preguntó enojado del solo hablarle.

—Soy Cade Hope...

—Cade, pues jodete —interrumpió para darse vuelta e irse sin antes levantar el dedo medio.

El pequeño mierdita se fue y ahora entendía el porque mi hermano no se defendía, ese chico no se dejaba de nadie.

—Es un cabron —le dije a mi hermano cuando llegó.

—Lo es —suspiró— ¿Qué haces aquí?

—Bueno quería pasar un rato con mi hermano favorito —sonreí para abrazarlo— venga vamos te llevaré a comer.

Lo lleve a su restaurante favorito, un restaurante de pizzas con máquinas de peluches, cientos de máquinas de peluches y juguetes de todo tipo y tamaños, gracias a nuestras pésimas habilidades habíamos jugado en casi todas y solo habíamos ganada en cuatro.

—No está mal —sonreí viendo los premios.

—Ya veras, a la próxima nos irá mejor —me animó.

Comimos algo de pizza para rematar con uno de sus helados favoritos, nos sentamos en una mesa para disfrutar del helado y soltar la bomba.

—Dee...

—Ya lo se Cade —murmuro bajando la cabeza.

—Lo sabes —dije asombrado.

—Si y está bien —me miró— no es tu culpa.

—No es de nadie Dee Dee —aseguré.

Él solo me abrazó para volver a sentarse frente a mi, no había sido tan difícil.

—Lo que no entiendo es porque mamá y papá quieren mandarte lejos —comentó agobiado.

—¿Qué? —pregunté confundido.

—Los escuché hablando de internarte en el norte, no soy tonto sé que allá están las mejores escuelas —explicó— y tú faltando a la casa o desapareciendo, sé que los trámites llevan tiempo.

En ese momento supe que iba a valer verga.

—Solo es un plan, nada está definido —mentí.

—Bien... porque no quiero que me dejes como Dylan —sonrío triste.

Si, estaba jodido.

Nos fuimos a casa cuando por fin tomé el valor para decírselo.

—Jeff puedes parar aquí —pedí cansado.

—Claro que si joven Hope —aceptó estacionándonos para dejarnos solos en el auto.

—¿Qué ocurre Cade? —preguntó confundido.

—Tenemos que hablar Dean —sonreí.

—¿Nuestros padres se van a divorciar? —preguntó curioso.

—No Dee —dije divertido— yo no te dije la verdad hace un rato.

—Si te vas a ir de intercambio —afirmó con un nudo en la garganta.

Sus ojos se empezaban a cristalizar.

—No —suspiré— Dee Dee yo... tengo cáncer.

Fue ahí cuando las lágrimas brotaron de sus ojitos y empezó a negar.

—No, tu no...

Lo abracé con fuerzas mientras lo sostenía en mis brazos, escucharle llorar era lo peor de tener cáncer.

—Estoy en tratamiento de acuerdo —le hable para calmarle.

No funciono pues no conseguí que parara de llorar, estuvo así por casi media hora hasta que ya no salieron lágrimas de sus brillantes ojos azules, no era de menos su reacción pues ya había perdido a su único amigo por el cáncer.

—Dean —lo llame.

—¿Hace...  cuanto? —preguntó entre sollozos.

—Casi dos meses —comenté— no te lo quería decir para no preocuparte.

—Eres un idiota —gruñó— cuando planeabas decírmelo, ¿Cuándo estuvieras muerto?

—Si —acepté con una sonrisa tonta— solo quería protegerte.

—No soy un niño pequeño —me gritó.

—Lo sé, pero eres mi hermanito y es algo que siempre he hecho —calmé— y estarás bien.

Él me miró confundido.

—¿A que te refieres con que estaré bien? —preguntó confundido.

—Nada... —la había cagado.

—¿Qué tan grave es? —preguntó aterrado.

—Estoy bien —trate de arreglar.

—No me mientas —pidió gritándome— ya no.

Suspire abrumado.

—Inició como leucemia y ahora es metástasis en casi todo el cuerpo —confesé— no es un buen pronóstico.

Dean solo me miró para recostarse en mis piernas, ya no podía llorar pues se había quedado sin lágrimas pero eso no evitaba que no lo hiciera más tarde.

—Quiero ir a casa —pidió cansado.

Jeff nos llevó a casa y pasé prácticamente todo el día con él aunque no hablo mucho.

Por la mañana esperaba que se quedara pero lo vi con la mochila colgada al hombre y los ojos aún rojos por llorar.

—¿No te quedas? —pregunté preocupado.

—No, tengo algo importante que hacer hoy —explicó— ¿Te puedo acompañar al hospital?

Asentí más confundido que nada, me dió una sonrisa triste y se fue de la casa con Jeff tras de él.

Había tres cosas que odiaba más en esta vida, que me obligaran a comer, a Cade y que me obligaran a recoger a mi hermano.

El cabroncito siempre que sabía que iba a recogerle se tardaba más de lo usual.

Después de media hora de espera salió con esa sonrisa estupida.

—Te odio —me quejé.

—Es mutuo —contestó lanzándome la mochila al pecho para que la cargara.

Estaba por decir algo cuando Dean interrumpió.

—Jake —lo llamó.

Mi hermano volteo pero ni tiempo le dió de quitarse del puñetazo que le metió en el labio.

—¡Que mierda te pasa! —le grito mi hermanó.

Dean no dijo nada, se lanzó a mi hermano a los golpes.

Claro está mi hermano es un buen luchador y logro conectar varios golpes buenos, pero la rabia que tenía Dean lo hizo golpearlo con fuerza.

Ahí estaba yo viendo como Dean le daba una paliza a mi hermano, sabía bien porque era y lo dejé porque era lo que necesitaba.

—Venga ya está —separe a Dean quien estaba sobre mi hermano— ya está.

Él me miró con los ojos llorosos e hinchados por llorar lo que solo me confirmaba lo que pensaba.

—Está bien —lo calme.

El pequeño me abrazó con fuerza para llorar una vez más, le respondí el abrazó para calmarle lo que a mi hermano no le hizo mucha gracia.

Esperábamos fuera de la oficina de la directora, Dean seguía abrazado a mí hasta que llegó su hermano mayor.

—Dee —lo llamó Liam.

El pequeño me soltó para aferrarse a su hermano, ellos pasaron primero con la directora mientras yo me sentaba al lado de mi hermano.

—Ahora estaremos iguales —me burlé por su ojo morado y el labio roto.

—Cállate o te dejo el labio igual —amenazó.

Después de unos minutos entramos con la directora, lugar favorito de Jake.

—Rose —sonrió mi hermano.

—Directora White —le recordó— no te esperaba tan pronto.

—Es la primera vez que no es mi culpa —sonrió triunfante.

La directora suspiró abrumada, sabía que odiaba a mi hermano.

—Te puedes ir Dean —señaló la directora.

—Espere y el castigo...

—Jake —le llamé, iba a empezar.

—Se quedará en detención por tres días —intervino la directora.

—A mi me expulsaron tres días por tirarle pintura —se quejó— y ni siquiera me a pedido disculpas como usted me obliga.

—Tu también le pegaste —intervino Liam mirándole con disgusto.

—Y que iba hacer, quedarme quieto para que me pegara estupido —le gritó.

No pude evitar reírme recibiendo las miradas de todos.

—Lo siento —dije poniéndome serio.

—Es su primera vez aquí Jake —trató de resolver la directora.

—Mi primera vez fue una semana completa y solo por llamarle nena —se quejó.

—El castigo que tiene es adecuado a la situación, ¿Nos podemos ir? —vi a la directora para que nos dejara o esto se pondría feo.

—Claro, ya se pueden ir —dijo apurada.

—No, yo quiero mi disculpa e igualdad de trato...

Antes de que siguiera discutiendo lo saqué de la oficina a rastras.

—Te calmas —regañe.

—Traidor —gruñó empujándome.

Camino a casa no dijo nada, al llegar ya nos esperaban nuestros padres.

—Jake, ¿Qué te pasó? —preguntó mi padre preocupado.

—Que me golpearon y tu hijo favorito no hizo nada —contestó molesto.

Mis padre me miraron confundidos.

—Yo lo arreglo —sonreí para subir tras de él.

Una vez en la habitación era campo de guerra.

—Así que por eso estás molesto —comenté.

—Paso de ti —murmuro tirandose en la cama.

—Lamento no habértelo quitado antes pero te lo merecías —solté la verdad.

—¡Ya se que me lo merecía!, pero te comportaste más como su hermano que como el mío —se quejó.

—Claro que no —me defendí.

—Claro que si imbecil, me termina de golpear y lo abrazas, además de que sabes bien que se merecía un mejor castigo que tres días en detención —aclaró.

Suspiré porque tenía razón.

—Lo siento Jake —me disculpé sentándome a su lado— Dean esta pasando por un momento muy difícil.

—¿Cuál? —preguntó intrigado.

—Su hermano está enfermo Jake —contesté.

—El mío igual y no por eso golpeo personas —se defendió.

—Si lo haces —le recordé— pero lo de él es más fuerte Jake, su hermano se está muriendo.

Mi hermano se quedó callado por un momento.

—¿Qué tiene? —preguntó.

—Cáncer —contesté— se lo acaban de decir así que se desquito contigo, así como tu te desquitas con él.

—Yo no hago eso —contestó arqueando la ceja— Cade siempre a sido una mierda contigo así que me vengue haciéndole lo mismo a su hermano.

Le miré, era lo más dulce que había hecho por mi.

—Pues gracias, pero no tenías que hacerlo, además de que nuestra guerra siempre fue más psicológica —recordé.

—Lo sé, pero no soy tan listo —aclaro.

Me reí un poco para abrazarlo.

—Recuerdas lo que me dijiste ayer —insinué.

Él me miró y asintió.

—Así como tú tienes miedo de que yo muera él también, solo que en su caso es una posibilidad —dije agotado— puedes no ser un idiota con él por lo que resta del año, pasa de él si es necesario.

Mi hermano suspiró abrumado.

—Creo que si —aceptó.

—Y no le digas a nadie de acuerdo —pedí— de verdad promesa de Blue.

—Promesa de Blue —dijo de mala gana.

Al menos había podido resolver algo.

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