8
Cindy
Camino agitadamente haciéndome paso entre la gente por una parte alejada de la música, no encuentro a Lucy por ninguna parte y si no está aquí, me doy por vencida.
Me quedo quieta con una sonrisa escondida al verla de lejos sentada en un sofá con Dani, compartiendo lo que creo que es un Puerto de Indias y hablando sin dejar de reír.
Por mucho que me diga que no es su tipo, yo sé que lo es.
Doy media vuelta sin pensármelo dos veces y camino rápidamente hacia el baño, donde ahora mismo se encuentran tres chicas perfectamente maquilladas, riéndose de otra que está vomitando mientras llora desconsoladamente.
–No me digas que todo eso te lo has comido hoy.–habla una chica pelirroja señalando el asqueroso vomito de la otra.–Chica, no tienes fondo.
–Mirarla, así de gorda está.–dice la otra sin ni siquiera percatarse de que he llegado.
–¿Pero vosotras de que vais?–les pregunto cabreada llamando la atención de todas.–¿Que clase de problema mental tenéis para decir esas barbaridades?
–Oh, pero si es la perfectísima Cindy Miller.–se gira la pelirroja con una sonrisa irónica.–Que honor.–da un paso hacia mi.–¿Me firmas una teta?
–¿Para que el chico con quien te vallas esta noche te folle con mi cara?–le contesto ganándome una carcajada de la chica que está en el suelo.–Casi que paso.
Parece que se le vayan a salir los ojos de la cara en cuando acabo de hablar, y por el rubor que se está formando en sus mejillas, parece muy enfadada.
–Tu...–se acerca a mí agitando su bolso.–Tu...
–Es para hoy.–comento mirando el reloj que hay en mi muñeca.
–¡Eres una zorra!–grita abalanzándose sobre mí, pero con un ágil movimiento, me aparto y cae comiéndose lo que viene siendo toda la puerta.–¡Auch!
Sus dos amigas, que no se han atrevido a decir nada, se acercan a ella y después de ayudarla a levantarse, salen por la puerta intentando que no vuelva a entrar.
–Gracias.–sonríe la chica que minutos antes estaba vomitando, levantándose y lavándose las manos y la cara en el lavabo.–Soy Tara.
–Cindy, y no las des.–le sonrío fijándome mejor en su rostro. Es una chica preciosa, salta a la vista, y aunque sus medidas no son las que marca la sociedad, para mi está perfecta.–¿Que ha pasado?
–Casandra y sus amigas van a mi clase y parece que la han tomado conmigo.–se sincera mirándome.–No llevamos ni dos días y ya me están haciendo la vida imposible.–resopla retocándose el maquillaje.–Se ve que han metido algo en mi bebida que me ha echo vomitar al instante.
–Que hijas de puta.–suspiro lavándome las manos.–Personas que buscan joder o criticar a otras, es que no se sienten bien consigo mismos, así que estate tranquila.–le tiendo una tímida sonrisa.–Eres más guapa que ella y eso le jode.
–Bueno, a ti no te pasará eso.–dice mientras se guarda el pintalabios en el bolso.
–No, pero algo similar si.–me cruzo de brazos.–Se meten conmigo y me matan con la mirada día sí y día también.
–Es envidia.
–Puede.–vuelve a sonreír.–Pero lo tuyo también.
–Bueno.–da una suave carcajada mientras saca unas llaves.–Me voy ya a la cama, he tenido suficiente fiesta por hoy.
–Si, yo tampoco tardaré.–le digo viendo cómo camina hacia la puerta.–Bueno, hasta mañana.
–Adiós.–sonríe.–Y gracias de nuevo.
La veo desaparecer y después de hacer mis necesidades, salgo por la puerta topándome de lleno con la rubia que antes estaba mirando a Jesús como si lo quisiera violar.
–Tu.–me habla rabiosa y frunzo el ceño.–Eres tu.
–Eh...
–Jesús me ha dejado tirada por tu culpa.–gruñe señalándome.–Serás...
Genial, dos enemigas en un día. Creo que he superado mi récord.
–Oye, yo he estado aquí desde que te he dejado con él, no me eches la culpa.–digo pasando por delante de ella y saliendo por fin de ese maloliente lugar. Paso de otra discusión.
Vuelvo al lugar donde antes estaban Lucy y Dani, a quienes acompaña Jesús. Como no, el tonto les ha jodido la mini cita.
–Buenas.–bufo sentándome en el sitio que hay libre.–Lucy, ¿me das las llaves? Creo que he tenido suficiente fiesta por hoy.
–¿Que ha pasado?–se preocupa Jesús.–Tienes una cara...
–Mejor no preguntes.–cojo las llaves que me tiende mi compañera.–No vuelvas muy tarde.–la miro y ella rueda los ojos divertida.–Y buenas noches.
–Ey, espera, te acompaño.–dice Jesús y no le pongo ninguna pega. A ver si cuando nos vayamos retoman su entretenida conversación.
–Puedo llegar sola hasta mi habitación.–le digo con una sonrisa una vez hemos salido fuera del pabellón.
–Mejor con compañía.–me devuelve la sonrisa siguiendo mi aligerado ritmo.–Parece que tengas frío.
–Hace frío.–me mira obvia totalmente acurrucada en si misma.
–Anda toma.–dice quitándose la fina chaqueta que llevaba y dejándomela.
–Uy, si resulta que eres un caballero y todo.–le digo poniéndomela rápidamente.
–Pues ya ves.–da una suave carcajada y trago saliva al sentir como algo en mi estómago se mueve.
Paranoias mías, si, deben ser eso.
–¿Sabes que?–le pregunto volviendo en sí.–La rubia a la que de casi te tiras...un momento, siendo tu, y teniendo la fama que tienes...–lo miro de reojo varios segundos.–¿Por que no he la has tirado?
–¿Estás insinuando que soy un credo?–levanta las cejas divertido.
–Si, básicamente.
–Con que esas tenemos...–dice y antes de que me lo espere me coge como si fuese un saco de patatas y se dirige, pasando de mis palabrerías y patadas, hacia el lago.–Retíralo.
–No.
–Retíralo o te lanzo.–dice y sigo negando con la cabeza. No creo que sea capaz.–No me retes, nena.
–Si lo retiro sería mentir.–digo agarrada a su espalda.–Y yo nunca miento.
Finalmente acaba por bajarme y mirarme indignado. Como me gusta joderle.
–Sabía que no lo ibas a hacer.–le digo divertida antes de echar a correr hacia la finca de las habitaciones.
Una vez dentro y ya en la puerta de mi habitación, Jesús aparece por el pasillo y me mira con una sonrisa escondida.
–Aún no me has respondido a la pregunta.–le digo quitándome su chaqueta y dándosela.
–¿A cuál?–se cruza de hombros.
–A la de que porque no le has echo caso a la rubia de la fiesta.
–Oh...eso.–se acerca un poco a mí con una sonrisa.–Prefería pasar mi tiempo con otra persona.
–¿Si?–levanto una ceja.–¿Y aparte de joderles la velada a Dani y a Lucy, la has encontrado?
–Claro, aunque sea un poco resbaladiza, se seguir su ritmo.
–Guay.–ruedo los ojos ante su penetrante sonrisa.–Buenas noches.
–¿No vas a dejarme pasar?–me mira poniendo cara de cachorrillo.
–Eh...no.–le sonrío divertida entrando en mi habitación y cerrando la puerta.
–Que sepas que no me voy a ir de aquí hasta que me habrás.
–Buena suerte entonces.–canturreo buscándome el pijama. Lo oigo hablar durante varios minutos protestando, hasta que se calla y puedo concentrarme en dormir.
Mañana será otro día.
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