11
Cindy
Gruño con fuerza estampando mi puño contra una de las taquillas que hay en el vestuario. No puedo creer que mi padre se haya atrevido a pedirme algo así.
–¿Me vas a decir ya lo que ha ocurrido?–se sienta Jesús en el banco, señalándome para que lo acompañe.
–"Démosle dos minutos, si no viene, daremos como ganadora a Holly."
Es la voz del presentador el que me detiene ante la petición de Jesús.
Miro hacia otro lado durante unos segundos hasta que agarro de nuevo los guantes de boxeo y me los pongo.
–A la mierda.–digo saliendo de nuevo y subiéndome al ring lo más rápido que puedo.–Lo siento, me ha entrado un apretón.–digo sonriendo irónicamente.
–Bien, a vuestra posición.–comunica dejándome continuar.
A los pocos segundos el silbato suena dando como comenzada la segunda parte, y no me espero a que ella ataque primero, si no que me lanzo a darle todos los puñetazos sin recibir ninguno, sacando toda mi rabia y dejándola adolorida en una esquina.
El árbitro me separa de ella y después de dar como terminado el combate, me quito un guante y le tiendo la mano para ayudarla a levantarse.
–Lo siento, no es personal.–le sonrío sarcástica consiguiendo una mirada de asco por su parte.
Cuando me giro, choco con la seria figura de mi padre, que me mira de brazos cruzados y pareciendo bastante enfadada.
–"Y...siguiendo su racha de no perder nunca, la clara ganadora de hoy, ¡Cindy Miller!"–escucho decir al presentador detrás de mi. Me giro ignorando a mi padre y sonrío mientras me pone una medalla.–"Enhorabuena Cindy, sigue sorprendiéndonos, hasta la próxima."
Salgo del ring andando rápidamente hacia el vestuario y una vez entro, Jesús, Dani y Lucy ya están allí esperándome.
–¡Enhorabuena!–se acerca a abrazarme Lucy.–¡Sabía que ibas a ganar!
–Bien echo.–me choca los cinco Dani.–No has dejado que te de ni una sola vez.
–Ya, gracias.–suspiró pasándome la toalla por la frente.
–Y ahora cuéntanos qué ha pasado ahí arriba.–se cruza de brazos Jesús.–Lo hemos visto, todo el mundo se ha enterado de que algo ha pasado.
–No es nada.–me siento en el banco mirándolos uno a uno. Por sus caras, parece que no me dejarán ducharme tranquila hasta que se lo cuente.–Mi padre, me ha pedido que pierda.
–¿Tu padre?–salta Lucy.–¿Tu propio padre quería ver cómo te pegaban sin que tú te defendieras?
–Si, ya podéis ver lo mucho que le importo.–me encojo de hombros intentando parecer despreocupada.
–Cindy, no digas eso.
–¿Por qué creéis acaso que estoy en la residencia?–les pregunto levantándome de nuevo.–Mi casa está justamente al lado de la universidad, pero por alguna razón no vivo allí.
–Lo que yo no entiendo...–me mira Dani frunciendo el ceño.–¿Porque quería que perdieras?
–La madre de Holly.–los miro con una sonrisa irónica.–Es su mujer.
–Pero...
–No quiero hablar del tema.–les digo más arisca de lo que debería.–Y tengo que ducharme, podrías...
–Oh, si.–sonríe Lucy.–Te esperamos fuera.
–Gracias.–murmuro viéndolos salir algo confundidos.
El tema de mi familia no me gusta tocarlo, y es mejor que no estén cerca de mí cuando me toca hablar de ello.
******
Jesús
–¿Una hamburguesa en cada mano cuenta como dieta equilibrada?–oigo la voz de Cindy a mis espaldas. Sonrío de lado mientras me deja mi BigMac delante y se sienta dejando la bandeja que contiene su amada CBO, las patatas fritas y los refrescos de ambos en medio.
Desde que ha salido del vestuario hace bastantes minutos, su carácter de ha vuelto animado y si no la conociera, no la reconocería.
—¿Cuanto hace que no te comes una?–le digo divertido viendo como la devora sin ningún reparo.
–Desde mi anterior combate.–se queda pensativa.–Hace dos o tres meses.
–Bueno...–murmuro fijando mis ojos en una de las chicas que entran ahora mismo por la puerta.–Mierda, tápame.–le digo agachando la cabeza.–Y disimula.
–Yo no se hacer eso.—avisa girándose y observando a las chicas que ahora nos miran.–¿Quien quieres que no te vea?–dice y la maldigo en voz baja dándome cuenta que mi antiguo rollo, Anne Rodríguez, tiene clavados sus oscuros ojos en mi.–Eh, Jesús Oviedo, saluda, no seas maleducado.
La miro mal viendo como las chicas pasan por nuestro lado y Anne, con cara de mala hostia, dice un hola bastante seco.
–La verdad es que con tanto maquillaje su cara parece un rasca y gana.–comenta tranquila consiguiendo que no pueda evitar estallar a carcajadas.–Aunque no estoy muy segura de que si se lo quita saldríamos ganando.
–Me acosté con ella, créeme que es mejor que siga maquillada.–le contesto consiguiendo que sonría mientras rueda los ojos dándole un sorbo a su Fanta.–Su espalda tenía más pelos que un Chupa-Chups cogido del suelo.
Ahora es ella quien estalla a carcajadas, escupiendo sin querer el refresco sobre la mesa y que, desgraciadamente, me salpica también a mí.
–¡Cindy!–me aparto lo más rápido que puedo uniéndome a sus carcajadas.
Sin duda alguna, jamás me he topado con una chica como ella. Y no sé que está haciendo conmigo, pero si el Jesús de hace tres días me viera, fliparía.
–No he podido evitar oíros.–nos interrumpe Anne.–Ya si habláis de mi, decírmelo a la cara.
–Oh, claro.–sonríe Cindy mirándola intensamente a la cara.–Yo tengo una pregunta.
–Dime.
–Mmmm.–intenta no reírse.–¿Tu te maquillas o te rebozas la cara en él Cola Cao?–le pregunta tranquilamente provocando que Anne le tire las patatas fritas con Ketchup por encima y se vaya echando humo.
Cindy sonríe de lado mientras se aparta las patatas de la camiseta y mientras yo sigo flipando. Es la primera chica que conozco que no grita ni corre detrás de ella para vengarse. No lo entiendo.
–Iba a decir que me sentía mal e iba a pedirle perdón, pero se me han quitado las ganas.–suspira levantándose y mirándose la blusa blanca, ahora manchada.–Joder, era mi blusa favorita.
–Deberíamos irnos, es capaz de venir y tirarte el refresco por encima.–digo levantándome y agarrando su bolso.
La veo ponerse la chaqueta algo incomoda y caminar hacia la puerta tranquilamente. Una vez fuera, me mira sin saber que decir.
–Siento haberla liado.–suspira incomoda.–Estoy tan acostumbrada a odiarlas a todas que enseguida...
–No te disculpes, no me lo he pasado tan bien en mi vida.–admito y cuando noto que me estoy ablandando, toso para disimular.–Lo de verte enredada de Ketchup no se ve todos los días.
–Muy gracioso.–rueda los ojos caminando hacia su moto. Antes ella se ha venido en moto, y Dani me ha dejado aquí y después de ha ido para la residencia con Lucy.–¿A que te dejo aquí tirado?
–Puedo llamar a Dani.
–No lo harás.–levanta las cejas.–Ya interrumpiste una vez su mini cita y no lo harás de nuevo.
–Bueno, pues iré andando.–la miro intentando que de arrastre.
–Bien, tú mismo.–se pone su casco guardando otro en el cajón.–Hasta mañana.
Me quedo callando viéndola subirse a la moto. Es más orgullosa que yo. Joder.
–¡Espera!–me acerco a ella rápidamente viéndola sonreír satisfecha.–Vale, vale, lo siento.
Vuelve a bajar de la moto y saca el casco para tendérmelo. Me lo pongo rodando los ojos y después me subo detrás de ella en la moto, cogiéndola de la cintura.
–Las manos quietecitas, Oviedo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top