Capítulo 15
Rosi
Eran las siete y media de la mañana y me desperté espatarrada en el sofá con una mano colgando encima de Blas y Paula en un lado acurrucada.
- Ye, ts, Paula, Paula ¡despierta! - le susurraba moviendole el brazo.
- ¿Qué quieres Rosi? - me dijo ella con un sólo ojo abierto
- Vamos a la cocina, he tenido una idea.
Nos fuimos a la cocina, Paula se quedó apoyada en la pared mientras yo cogía dos ollas y dos cucharas de madera.
- ¿Y esto para que?- me preguntó Paula
- Para despertar a los chicos .
Pauli abrió bien los ojos, y cogió la olla y la cuchara al instante.
- Vamos a ello - dijo esta decidida.
Estábamos en la puerta del salón, le hice un gesto a Paula con los dedos: 1,2,...¡3!
- ¡Buenos diasssss! - exclamamos las dos a la vez dando golpes con las cucharas.
Se despertaron todos con caras de pocos amigos ¿por que sería?
- Chicos... - dijo Blas - ¡a por ellas!
- ¡Corre chiquitita! - gritó Paula.
Empezamos a correr por toda la casa y como no quedaban más sitios a donde ir, salimos de la casa y nos bajamos corriendo a casa de Cristina.
Empezamos a pegar golpes a su puerta.
- ¡Cristina, Cristina, Cristina! ¡Abrenos! - gritabamos las dos desesperadamente.
Cristina, tan buena persona como siempre, nos abrió.
- ¿Qué queréis? - dijo medio dormida.
- ¡Que vienen a por nosotras! Por cierto, buenos días guapa.
- Buenos días - dijo ella - ¿quien?
- ¡DANI! - le gritamos.
Cristina abrió los ojos como platos al ver a este subir, y entre Paula y yo la cogimos de los brazos y la arrastramos hasta la última habitación.
Por mucho que nos fuéramos a la habitación más lejana los cinco chicos venían a por nosotras.
- No, no, no por favor - se me acercaban Carlos y Álvaro y a Paula; David y Blas.
Nos levantaron del suelo y a Paula y a mi nos llevaron como sacos de patatas.
A ella Blas y a mi, mi chocomilka Carlos.
Nos bajaron de nuevo a nuestra casa, mientras Dani y Cristina se habían quedado arriba, que peligro...
Entramos al salón, como no Carlos me seguía cogiendo, y en ese momento nos tiraron a Paula y a mi en los colchones y con el otro extremo del colchón... nos convertimos en sándwiches de colchones.
- ¡Belén, Belén, Belén, ayúdanos! - gritabamos las dos.
Esta salió tranquilamente de la cocina, nos señaló y gritó: ¡sándwich!
Poco a poco fue cogiendo todos los móviles de los chicos y los metió en un bol.
Se puso detrás de los cinco y dijo:
- Como no las dejéis, hoy tendremos para comer sopa de móviles. - todos se giraron y se quitaron de encima nuestra al instante.
Y entre Paula y yo levantamos un colchón y los volvimos a tirar al suelo.
Cuando se levantaron, Belén volvió a decir:
- Pues ahora, por haberles hecho eso, os quedáis un día sin móvil.
- No plis - suplicaba Carlos arrastrándose por el suelo con voz aguda.
- Os jodeis - dijo Belén
Y de repente sonó un teléfono de los chico.
- Eh, ese es el mío, ¿me dejáis cogerlo plis?
- Belén, ¿quién es? - le preguntó Paula.
- Alba - dije yo cortante
- Pues más razón aún para que no lo cojas - dijo Paula borde.
- Bueno vale... -dijo Carlos
Y entonces nos empezamos a reír cuando de repente a Belén le vibró el móvil y le cambió la cara por completo...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top