┃Capitulo 18┃
Varias semanas habían pasado desde quel bochornoso momento que paso en la habitación de izuku, ahora solo se limitaban a cumplir con sus roles, ya que las cosas habían estado un tanto duras.
Katsuki sabía que Mitsuki solo estaba haciendo tal cosa para reventarles los cojones, había puesto a toda la mafia Midoriya en marcha, solo sangre se podía ver en aquellos días.
Habían enfurecido a una de las Mafias más grandes y peligrosas y lo peor es que muchos estaban callendo en garras de aquella guerra silenciosa.
Izuku no podía estar más estresado y no era para menos, las cosas se estaban poniendo algo feas, Mitsuki se estaba encargando de dejarlos sin sus contratos más importantes.
Pero si la perra esa quería saber que tan loco era izuku se lo haría saber, y le dejaría bien claro el por qué todos en el bajo mundo tenían ante su presencia.
Mientras que por otro lado izuku no sabía cómo sentirse con respecto a Katsuki, estos últimos meses desde su regreso se sentía extraño, no solo por el hecho de saber que en algún momento Mitsuki podía apartarlo de su lado si no también por qué le preocupaba.
Se sentía extraño, sentía la firme intención de su alfa por aquel omega y no era para menos, era todo lo que alguna vez deseo, fuerte, sexy, peligroso, inteligente y malditamente hermoso.
No lo culpaba ya que el también había sentido cierto deseo por él, pero aquello era perjudicial, era un arma de doble filo a la que se estaba sometiendo, no podía seguir adentrándose en ese campo minado.
Tendría que encontrar algún modo de alejarse de el, aunque eso le costará mucho.
Con algo de pereza despertaba lentamente se sentía muy cansado, no estaba durmiendo muy bien, tenía ojeras negras adornando su cara mientras su piel estaba algo pálida, además el mal humor era algo que se había vuelto parte de el en estos últimos días.
Se levantó y se fue a dar una ducha, hoy era un día muy pesado al igual que los últimos que había estado viviendo en la mansión, salió de la ducha solo con una toalla tapando sus partes y se dirigió hacia su guarda ropa.
Tomo una de sus camisas negras botando que faltaba una alzo una ceja hasta que se sonrojo violentamente, había recordado como katsuki se había masturbando con una de sus camisas hace unos días.
Simplemente tomo la camisa y se vistió sintiéndose algo avergonzado, ya listo camino hacia su oficina para encerrarse cómo de costumbre, pero grande fue su sorpresa al ver a Aizawa, shoto y katsuki esperándolo ya allí.
── Esto es importante.── Sentenció el cansado hombre.
El peliverde asintió mientras tomaba asiento en su escritorio ya que los demás ya estaban sentados frente a este.
── Mitsuki se está moviendo, creo que fue demaciado obvia para ser verdad.──
── Como un sebo.── A lo que el bicolor asintió.
── Se está moviendo al sur de la ciudad mientras que varios de sus hombres se están moviendo al norte con mucha de nuestra mercancía.── informo.
── ¿Que acaso esa perra creé que somos estúpidos?── Gruño con molestia.
La habitación quedó en completo silencio, aquella tensión era aplastante.
── Si está transportando algo de tanta importancia dudo que ella no valla allí, además lo de el sur puede ser una carnada.── Opinión katsuki.
── Tiene razón, si se están moviendo con algo tan importante es muy probable que ella se esté moviendo junto con ellos, mientras los del sur son una carnada, leí entre los documentos que ella tenía un barco, tal vez se valla a mover con la mercancía por mar.── Dijo Aizawa.
Mientras izuku se sumergía en un mar de pensamientos sin saber que estaba siendo analizado por una fiera mirada escarlata que no le había quitado el ojo de encima en ningún momento.
── Bien haremos esto, nos vamos a separar en dos grupos, Aizawa tu vendrás conmigo, shoto y katsuki van ustedes el otro grupo, los mandaré con diez hombres y nosotros iremos con la misma cantidad, ustedes irán al sur y nosotros al norte.── ordenó.── Si ven a la perra de Mitsuki no duden en atraparla y traerla ante mí, listo, por favor déjeme sólo nesesito pensar.── Pidió con voz suave.
Todos se levantaron y salieron de la habitación, todos menos un cenizo que seguía en la misma posición mirando fijamente a el alfa peliverde quien se ponía algo nervioso por su insistente mirada.
── Creí haber Sido claro katsuki.── Dijo algo irritado.
Katsuki no se movió ni un solo milímetro, después de todo ni siquiera el sabía por qué se había quedado, sentía un inmenso sentimiento de preocupación invadir su pecho.
Últimamente no se sentía muy bien, se sentía demasiado preocupado y no solo por la situación si no también por izuku, aquel idiota, acaso no le importaba su salud, era un imbécil muy desconsiderado, se sentía irritado. El maldito pensaba enfrentarse a Mitsuki de ese modo, pareciendo un maldito zombi.
Odiaba admitirlo pero estaba preocupado por el.
No solo el también su maldito lobo que era un desconsiderado con el, puesto que hace pocos días habían tenido una charla, con la cual el no quedo muy contento, el odiaba a muerte a los Alfas.
Lo habían lastimado, humillado y aprovechado de el, jamás los perdonaría, e izuku no era la excepción.
Izuku ya irritado estaba listo para ordenarle a katsuki que se retire, pero callo al ver cómo el menor se levantaba y caminaba hacia el, el incesante latido de su corazón solo había más evidente las cosas, estaba nervioso, muy nervioso.
── Ven acompáñame.── Pidió.
Izuku lo miro extraño pero se levantó a un muy nervioso katsuki, ambos sentían un nudo en la garganta incapaces de decir alguna palabra, bajo el incómodo ambiente.
Al llegar grande fue la sorpresa de izuku al ver que estaban frente a la habitación de el menor, este abrió la puerta dejandolo pasar, dudo al principio pero después entro, sus nervios aumentaron cuando sintió la concentración de feromonas que había en el lugar.
El olor de katsuki estaba por todo el lugar, pero este tenía un efecto muy relajante en el, de forma inesperada el cansancio lo golpeó como un yunque, sintió como todo su cuerpo pesaba, volteo a ver a el menor y grande fue su sorpresa al verlo acostado sobre la cama.
── Alfa.── Ronroneo.
En. Ese momento la conciencia de izuku se fue a pasear, sus ojos se tornaron de un color dorado y el leve pero dominante olor a bosque empezó a esparcirse por el lugar.
── Omega.── Dijo con voz algo animal.
Katsuki sonrió con dulzura y estiró sus brazos invitando a izuku a pasar al improvisado nido que había hecho, sabía que si bestia iba a expresarse mejor que el, así que dejo que el se encargará de ello.
Mientras que izuku inspirado por las dulzonas feromonas callo en el llamado de katsuki, lo había agarrado con la guardia baja y eso solo daba puntos a favor de el menor.
Camino hasta llegar a él improvisado nido que había hecho el Omega, en su rápida misión de hacer descansar a el terco alfa que se acercaba a él con rapidez, izuku se lanzó sobre el abrazando su cintura y mirándolo directamente a los ojos.
── Omega.── repito la bestia.
── Es hora de que alfa descanse un poco.── Dijo en un tono cariñoso mientras acariciaba los rebeldes rizos del mayor.
── Pero si descanso no podré proteger a Omega.── Gruño en desacuerdo.
El Omega le Gruño devuelta haciendo que el alfa se encogiera de hombros, el Omega estaba enojado por la terquedad de aquel alfa idiota.
── Puedo protegerme solo, además alfa nesesita descansar, no podra pelear por omega.── Gruñó.
El alfa emitió un bajo Ronroneo para tranquilizarlo y hacerle saber que tomaría su palabra, se acurrucó en el pecho del Omega abrazándolo fuertemente, temiendo a qué se fuera a desvanecer.
Lentamente se fue dejando llevar por Morfeo al mundo de los sueños, en vuelto en aquella embriagante fragancia que desprendía el más bajo, se sentía tan tranquilo y protegido, se sentía como un pequeño cachorro de nuevo.
Un vago recuerdo de su madre surco su mente haciéndolo ronronear entre su sueños mientras era velado por el Omega cenizo que había vuelto en sus cinco sentidos.
Este acariciaba lentamente su rostro mientras miraba aquellas ojeras en su rostro, su corazón se oprime al saber lo difícil que estaban las cosas, pero tenía el presentimiento de que algo peor estaba por pasar.
Así que solo por esta vez en brazos de un alfa se permitió volverse a sentir vulnerable.
Un poco de amor antes de la tragedia.
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