𝐓𝐖𝐄𝐍𝐓𝐘-𝐍𝐈𝐍𝐄
"TEMOR"
TENÍA A LA PEQUEÑA EN SU REGAZO, Nejire Hado le acomodaba una de las dos coletas que Eri tenía.
Nadie había cuestionado el gran apego que Eri había tenido con Natsuki, después de todo, entre mejor se adapte mejor iba a salir todo.
—¿Te sientes bien? —cuestionó ella a la menor, quien asintió repetidas veces.
Cuando llegó el momento de despedirse, la chica le susurró a la menor.
—Vendré a verte seguido, no dudes de ello —le sonrió a la menor, quien la miró ilusionada y con una tímida sonrisa.
—Cuídate, Natsuki-chan.
—Tu también, Eri-san.
No podía quedarse más tiempo pues los estudiantes debían recibir a ciertos héroes, las Pussy Cats.
Sin embargo en otro lado de Japón, Hawks y Endeavor se reunieron por petición del primero.
—Sabes mucho para no ir a la U.A. —espetó Endeavor sorprendido por todo lo que Hawks sabía sobre Shōto.
—Estoy bien informado —respondió él mientras recordaba a Natsuki—. Tengo una hermana, es compañera de tu hijo. Y la mejor con la informática.
Eso sorprendió al hombre, y pensó en todos los estudiantes que había visto, pensando en quién era.
Recordó a la chica peliazul con un kosei impresionante.
—¿La niña de pelo azul? —Hawks asintió con una sonrisa orgullosa.
Siempre que pudiera hablaría de su hermana, ella era su mayor orgullo y razón de vivir. Fue gracias a Natsuki que tanto él como Kira decidieran salir adelante, la peliazul siempre ha sido el motor que los dos han tenido.
No sabían que podría pasar si en algún momento perdieran a la menor de los Takami.
La de cabellos azules por su lado estaba relajada, después de todo no había nada más que hacer.
Hablaba con Bakugō con tranquilidad hasta que bajaron a la sala y ahí se encontraron con una pelea.
Su hermano y Endeavor eran los protagonistas, luchaban contra un Nomu. La de cabellos azules jadeó sorprendida al ver eso, los Nomu eran bestias demasiado fuertes, pero esa se notaba diferente.
Parecía... más inteligente.
—Onii-chan —murmuró ella mirando a su hermano mayor, quien estaba evacuando a las personas con sus plumas.
Sin embargo, vio como él ya no podía volar debido a la falta de plumas, preocupando más a la peliazul, pero después se enfocaron en Endeavor, quien luchaba con todas sus fuerzas, impidiendo a Natsuki ver el estado de su hermano mayor.
Otra cosa que preocupó fue el hecho de que Endeavor se estaba sobrecalentando, no iba a durar mucho más. Y así fue cuando todos lo observaron siendo derrotado por el Nomu.
Natsuki tomó la mano de su amigo, quien en ese momento recordó que uno de los que estaba peleando ahí era el hermano mayor de la peliazul.
Endeavor consiguió levantarse, aliviando a la de cabellos azules, y cuando pudo observar a su hermano ayudando con la evacuación sonrió levemente, su hermano estaba bien dentro de lo que cabe.
Keigo era la persona más importante para él, siempre iba a ser él.
—Tiene que ser una broma —espetó el bicolor provocando que la peliazul lo observara, ella se sintió mal por él, estaba observando cómo su padre recibía una paliza.
—Cunde el pánico, esto va mal —espetó Tokoyami.
Aizawa llegó mirando a sus dos alumnos.
—Todoroki, Takami ¿Ya lo vieron?
—¡No digas tonterías! —espetó un chico en la televisión llamando la atención de todos—. ¿¡Cómo mientes así ante la TV!?
—No es momento —dijo otro chico intentando detener al primero.
—¡Mira bien! Sus llamas siguen ardiendo ¿no? ¿Es que no lo ves? ¡Endeavor sigue vivo y peleando! ¡No te deprimas con tus propias mentiras!
—¡No te alteres, déjalo ya! ¡Tenemos que huir!
En ese momento, Natsuki entendió porque su hermano era admirador de Endeavor, ella era fanática de All Might más que del héroe de fuego pero ahora entendía porque Keigo tenía a Endeavor como ejemplo durante su niñez.
Al igual que el héroe dorado, Endeavor era igual de perseverante y terco, eso era admirable de él, era un buen héroe.
—¿Quién está ahora mismo arriesgando su vida para salvarnos? ¡Mira bien!
Todos observaron la lucha con tensión, se notaba que Endeavor estaba completamente agotado, sin embargo, luego de que una increíble luz hiciera aparición, la mujer habló.
—¡Endeavor gana!
Shōto se puso en cuclillas, preocupando así a la chica, quien no sabía en qué podía estar pensando su amigo, pero quería apoyarlo.
El bicolor avanzó solo, en estos momentos no deseaba hablar con nadie, simplemente se fue a su habitación sin decir algo.
Natsuki fue a la cocina, iba a preparar una taza de té para el bicolor. Mientras lo hacía pensaba en llamar a su hermano en un par de horas, estaba preocupada por su estado, no sabía que había pasado con él.
Lo que ella sabía era que su hermano no le iba a contestar en estos momentos, seguramente debía reunirse con ciertas personas y luego curar sus heridas, años de experiencia le hacían conocer todo eso.
Una vez el té estuvo listo, fue a la habitación del bicolor, tocó la puerta pero no fue abierta, así que decidió hablar desde afuera.
—Todoroki-san, soy Natsuki ¿Puedo entrar? —no escuchó nada adentro, e iba a irse luego de unos segundos de no haber sido porque el bicolor abrió la puerta.
Ella entró con cuidado de no derramar la taza de té, admiró la habitación del chico, era muy original y bonita, le gustaba.
—He traído una taza de té, para que te tranquilices —espetó ella con una leve sonrisa—. ¿Quieres?
El bicolor levantó la vista y admiró esos preciosos ojos que la chica poseía, asintió y tomó la taza.
—Gracias, Takami-san.
—Puedes decirme Natsuki si gustas, las personas cercanas a mí suelen usar mi nombre—dijo ella con una leve sonrisa.
—Dime Shōto entonces —contestó él para después darle un sorbo al té.
Le gustó, no sabía muy fuerte pero tampoco muy simple.
—¿Estás bien? —cuestionó ella luego de un rato de silencio. Ambos estaban sentados en el suelo, frente a frente.
—Pensé que iba a morir —susurró él, de todos sus compañeros, ella era a quien más confianza le tenía—. Él dijo que iba a ser un héroe del cual yo me sintiera orgulloso, por un momento...
—No tienes que hablar sobre ello si no quieres —le dijo la peliazul con suavidad, entendía que habían temas delicados que costaban hablarse.
—Gracias Natsuki-san, no tenías que venir y consolarme.
—Eres mi amigo, siempre estaré para ti —respondió ella mientras jugaba con sus manos, nerviosa.
—Tu hermano también estaba ahí —espetó él recordando haber visto al mencionado—. Tú también debiste haber estado preocupada, lamento no-
—Está bien —le interrumpió ella con una leve sonrisa—. Entiendo que tu padre ocupaba todos tus pensamientos, lo entiendo.
—Tus pensamientos también estaban enfocados en tu hermano y aún así viniste a consolarme, no hay j-
—Shōto-san, olvida eso, no hay problema alguno, cada quien tiene sus propias maneras de reaccionar.
Se observaron, les gustaba el silencio que había, no se sentía incómodo ni nada por el estilo, era como si ambos obtuvieron paz.
Charlaron por un buen rato, ninguno sabía cuánto tiempo había transcurrido.
Eso ocurría siempre que hablaban a solas, habían momentos en los que hablaban sin parar, pero había otros en los que se quedaban en un tranquilo silencio.
Había equilibrio.
Ninguno se sentía incómodo con el otro, más bien lo contrario, esos momentos juntos le generaban completa paz.
—No lo dije antes pero cantaste increíble en el festival —espetó el bicolor.
Los dos ya no estaban sentados, sino acostados, ambos observando el techo.
—No fue para tanto —respondió ella intentando quitarle importancia.
—Si fue para tanto, tu voz es muy hermosa, no sabía que cantabas.
—Bueno, es una habilidad que adquirí por mi kosei —espetó ella—. Las aves cantan bonito, mi kosei tiene que ver con ellas, por lo tanto, todo se debe a mi kosei.
—¿Hay personas en tu familia con el mismo kosei que tú?
—Mi tía, la hermana de mi padre, tiene un kosei demasiado parecido al mío, solo que ella controla la electricidad, y mi hermano bueno, ya lo has visto seguramente, sorprendentemente todos somos buenos en el canto.
Shōto quería seguir escuchándola hablar sobre su familia, había notado el brillo en los ojos azules de la chica cuando mencionaba a Takami Kira o a Takami Keigo.
—¿Tu tía ya salió del hospital cierto?
—Lo hizo, los psiquiatras dijeron que ya estaba mejor y que podía salir, estoy muy contenta de que eso haya pasado, así ella y mi hermano no se sentirán tan solos conmigo aquí.
—¿Los extrañas?
—Cada día de mi vida, ojalá pudiera verlos más seguido, pero las residencias fueron pausadas así que no hay mucho que pueda hacer al respecto —respondió encogiéndose de hombros—.¿Qué hay de tu familia? ¿Cómo está tu madre?
—Está bien, le escribo cartas —respondió él recordando a su progenitora.
—¿Y tus hermanos? ¿Están bien?
—Lo están —respondió él simplemente.
Entonces ella recibió un mensaje, eso provocó que observara la hora, ya había pasado bastante tiempo con el bicolor.
—Oh, debo ir a practicar —espetó ella levantándose—. Fue un placer acompañarte, gracias por dejarme estar aquí.
Ella sonrió levemente e iba a irse, pero se detuvo y se volteó, indecisa por lo que iba a preguntar.
—¿Quieres acompañarme?
—¿No te molestaría?
—No lo hace.
—Entonces te acompaño.
Fueron a la habitación de la chica, donde las cosas eran diferentes, la habitación y todo.
Ella empezó a estirar mientras que le decía al bicolor que podía sentarse donde quisiera, el de sentó en el suelo, su cuerpo recostado en la pared.
Se subió a la tela acrobática y empezó a hacer múltiples trucos, dejando al bicolor maravillado.
Mientras colgaba cabeza abajo le preguntó cosas respecto a sus gustos, él respondía y le preguntaba otras cosas.
Cuando terminó, aterrizó perfectamente en el suelo.
—Eso fue impresionante —respondió él.
—Gracias —sonrió levemente con un sonrojo empezando a aparecer—. Entreno a diario para no perder la práctica y la flexibilidad.
Se sentó enfrente de él, ambos observándose el uno al otro en silencio. Ciertamente la peliazul ya había pasado por esa fase de estar muy nerviosa alrededor del bicolor, y aunque a veces siguiera con el sentimiento de los nervios bien presente, lo sobrellevaba mejor.
—Natsuki-san —empezó a decir él de repente, rompiendo el silencio.
—Dime.
—¿Te molestarías si te beso?
Ella se sorprendió ante esa pregunta, no esperaba que preguntara eso.
Pero no le dio tiempo de responder.
Shōto la besó.
No fue un beso apasionado, pero sí dulce y suave, después de todo ninguno sabía qué hacer.
Era el primer beso de ambos.
Cuando se separaron, ella consiguió admirar de cerca los bonitos ojos del chico, le encantaba el hecho de que tuviera heterocromía.
Y Shōto se dió cuenta de tres cosas esa noche.
Natsuki le gustaba demasiado, más de lo que podía admitir.
Ella no le era indiferente.
Quería a la peliazul con él por el resto de su existencia.
Author's note:
Esas tres cosas me recuerdan a una escena de Bella Swan de Crepúsculo. Tipo no es lo mismo lo que piensa el bicolor pero ajá.
Shoto Swan JASKAJKSJAKJ
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